Nací en el Barrio Chino de Barcelona, lo que hoy se conoce como El Raval, mis padres, inmigrantes (mi madre gallega y mi padre argelino) me dejaron al cuidado de mis abuelos maternos con tan sólo 3 años, esta experiencia marcó mi infancia profundamente  generando un trauma de abandono, del que arrastré la herida durante muchos años.

Recuerdo desde muy pequeña, ya en Lugo, tener problemas de salud; cólicos durante la noche que me impedían dormir; infecciones y una sensación de que el mundo no era un lugar seguro. Al llegar la adolescencia, empezaron los dolores musculares y articulares, tenía rigidez al levantarme y ese malestar físico y emocional me llevó a escapar de mi realidad.

Durante años seguí mi vida ajena a las señales que daba mi cuerpo, y cuándo acudía al médico buscando respuestas, en vez de  escucharme e intentar comprender mi situación, me recetaba diferentes medicamentos y achacaba todos los síntomas a temas emocionales. No sé si tuvo algo que ver, pero a raíz de esto decido iniciar la carrera de psicología.

Cuándo mi madre muere, decido pedir la tutela de mi hermana pequeña, haciéndome cargo yo sola. Fue una época muy estresante, y claro, aparecieron todavía más síntomas: dermatitis seborreica, extrañas alergias, candidiasis recurrentes, ansiedad, mas dolores y atracones, ayunos-atracones, acabando en una relación disfuncional con la comida.

Durante una temporada estuve probando cambios en mi alimentación, y en una de las ocasiones los resultados fueron asombrosos, en dos meses mis dolores e inflamación habían desaparecido, cosa que me llevó a ampliar mi área de estudio hacia la nutrición.

Me convertí en una buscadora incansable,  estudiando además ciencias tradicionales como ayurveda o medicina china, y otras más modernas como Psiconeuroinmunología y  biodescodificación, tomando varios retiros de meditación Vipassana y transitando trabajos de constelación, psicoterapia transpersonal, humanista y  experiencias con ayahuasca y otras plantas maestras.

Después de un largo y profundo viaje de autoconocimiento, puedo decir que he recuperado mi esencia y estabilidad. Ahora siento que todas las piezas de mi vida están en equilibrio, formando un todo completo, y entendiendo que para sanar es necesario ir al origen, entenderse y aceptarse dentro de nuestra complejidad.

Aprendiendo a balancear mi experiencia vital, he llegado a desarrollar unas herramientas que pueden ser de tu utilidad. Por esto, si estás pasando por una situación similar, me gustaría poder acompañarte en tu proceso…

¡Con mi experiencia y tus ganas, podemos escribir una historia distinta!